Te he querido en el vuelo
del tajo,
en mi abdominal contenido,
te he querido segregando
la suicida sustancia,
alejando los años
perdidos,
te he querido en cada
lágrima,
tú mi afán autoignífugo,
demasiadas
veces...
Hoy
voy,
egoísta el pulso, a deshacerme
de quien
me serví para seguir vivo,
mi fiel amigo,
¿recuerdas cuando nuestros
gritos
recorrían las aceras sin
ser interrumpidos,
cuando rompíamos las
ventanas, las puertas,
para que la cordura no se
nos quebrara?,
Hoy
las fúnebres notas
permanecen
suspendidas,
apenas un murmullo
insonoro…,
una presencia casi
inventada,
hoy,
tú en quién ya no me
reconozco,
voy
para que cese el consumo de
lo ajeno,
a
matarte.