Puede ser, que amar requiera
como inequívoca idiosincrasia la osadía
del que es joven y confía
en la belleza de la vida,
la de quien jamás ha materializado
la existencia y sigue, por intuitiva prudencia,
en el infantil sueño
de los que están por estrenar.
como inequívoca idiosincrasia la osadía
del que es joven y confía
en la belleza de la vida,
la de quien jamás ha materializado
la existencia y sigue, por intuitiva prudencia,
en el infantil sueño
de los que están por estrenar.
Puede ser, que amar requiera
condenarse a la dependencia
e idealizar la espera,
abandonar la ciencia finalista
y ahogar la certeza
en la magia de una fe ciega;
ceder a la idolatría,
que subyace en la semántica
de la oración perfecta.
condenarse a la dependencia
e idealizar la espera,
abandonar la ciencia finalista
y ahogar la certeza
en la magia de una fe ciega;
ceder a la idolatría,
que subyace en la semántica
de la oración perfecta.