Siempre he pensado que los años no
terminan en diciembre, la diferencia entre el día 31 y el 1 es
inexistente; sin embargo, entre el 31 de junio y el 1 de septiembre
sí que la hay y mucha. El verano sirve de división entre cursos
académicos, entre temporadas, e incluso marca el cambio en tu vida
social. Los amores no peligran en nochevieja, lo hacen en verano,
cuando la distancia impone la realidad. También es tiempo para
empezar cosas nuevas. Es por eso que me encanta el verano, y aunque
necesito volver a la rutina, en el fondo sé que no quiero que se
acabe.
Este año empiezo cosas nuevas: me voy
a estudiar a Cádiz, comienzo los encuentros ruteros, y por supuesto
Gadea. Porque este último nombre lo oiréis mucho si leéis a menudo
este blog. Empiezo nuevo poemario, y he decidido que su nombre sea
Poemas para Gadea; en él
hablaré sobre el amor, las experiencias vividas en la Ruta Quetzal
2015, y este tiempo nuevo en la universidad. Tantos cambios
necesitaban constituir un bloque en mi “obra”. Si Gadea existe o
no, o si se llama Gadea en realidad, lo dejo a vuestra imaginación.
Espero
que hayáis descansado, ¡porque empezamos!
Puesta de sol desde la azotea de mi casa en La Jara, Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), donde viviré mientras estudie en la UCA. |
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